MARÍA MONZÓN

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MARÍA MONZÓN
maria_monzon Gastrónoma Profesional
Generación 2000
María vive en Martigny, cerca de Ginebra (Suiza) y trabaja como Chef de cocina en un Tea Room en  Villeneuve. “Hago una cocina de fusión que tiene un éxito total porque es diferente a la cocina típica que se encuentra en todos los restaurantes suizos. Vivimos ocho años en Barcelona, aprendí y disfruté muchísimo de la cocina Mediterránea que ahora puedo aplicar aquí. Los suizos son muy tradicionales, pero les gusta probar nuevos sabores”.

¿Por qué decidiste estudiar Gastronomía?
Soy Argentina, de Concepción del Uruguay (Entre Ríos), y en el 1998 me mudé a Montevideo con el objetivo de estudiar Medicina. Hice un año y abandoné, no era lo mío. Hablé con mi hermano y él me aconsejó que estudiara gastronomía. Mis padres siempre tuvieron restaurante y servicios de catering por lo que la gastronomía siempre estuvo presente en mi vida, desde pequeña.

Comencé a averiguar y una amiga me comentó que en Crandon se podía estudiar Gastronomía Profesional. Y no me equivoqué, soy una apasionada de la cocina y de la repostería, no lo cambiaría por otra profesión. Me siento súper afortunada de haber hecho la carrera, Crandon me abrió el camino a excelentes experiencias.

¿Qué te llevó a elegir Crandon Gastronómico?
Cuando averigüé, me encantó tener cocina y repostería, obviamente. Pero, además, me gustó saber que tendría otras asignaturas tales como Nutrición, Administración de Empresas, varias materias para formarme mejor. No busqué información en otros institutos, mi familia estuvo de acuerdo. El libro de Crandon [el Manual de Cocina] siempre fue un referente importante para las amas de casa, incluso en Argentina.

¿Qué significó estudiar en Crandon?
Crandon me dio las bases, me brindó valores importantes. Después cada uno se inclina por lo que más le gusta y sigue formándose, pero lo básico lo aprendí en Crandon Gastronómico. En el primer año de curso, tuve la suerte de entrar a trabajar en el Hotel Radisson como Pastelera, la escuela más la realidad de la cocina afianzaron mi pasión.

¿Qué fue lo que más te gustó del curso?
La pastelería. Blossom Breeze era la profesora y me encantó cuán estructurado era el método para enseñar pastelería. Todavía uso el Manual para trabajar.

¿Qué hiciste al finalizar la carrera?
Cuando terminé el curso me ofrecieron el puesto de Jefe de Pastelería en el Radisson, fue una oportunidad enorme y una gran responsabilidad. Tuve la suerte de trabajar con gente que me enseñó muchísimo.

En 2005 nació nuestro bebé y a los pocos meses tuvimos la oportunidad de mudarnos a Barcelona. No lo dudamos; mi esposo también trabaja en gastronomía y nos fuimos. Fue una excelente inversión: se te abre la cabeza al viajar, al conocer gente de otras nacionalidades, otras costumbres y culturas gastronómicas. Allí empecé a trabajar en la cocina tradicional española, aprendí las bases, trabajamos con un chef catalán que sabía muchísimo. Aprendí una cocina rústica y fuerte que amé.

Después trabajé como chef de cocina en un restaurante de cocina creativa. Fue el boom de la cocina de fusión, la gente hacía cola para comer en el restaurante. Aguanté el ritmo casi cuatro años. Fue un sacrificio enorme. Un día dije basta porque no podía con las dos profesiones: ser madre y ser cocinera.

Lo dejé y comenzamos a plantearnos cambiar de país nuevamente. El sueño de mi marido era vivir en Suiza. Comencé a enviar currículums y al poquito tiempo me contestaron. Hice una prueba sin saber nada de francés. Por suerte, mi trabajo es una profesión en la que nuestro currículum vitae está en nuestras manos y no necesité saber el idioma para mostrar mi saber en la cocina. Enseguida me contrataron y a los tres meses ya me defendía en francés. Desde hace dos años vivimos en Suiza.

¿Cuál es tu proyección en relación con tu carrera profesional?
Ser cocinero es muy sacrificado, cuesta compatibilizar con la familia. A mí me encanta, pero ahora estoy estudiando profesorado de Economía Doméstica, voy a dejar la cocina para dedicarme a la docencia en breve. Ya doy cursos de cocina y pastelería, pero me falta terminar la carrera para poder dar clases en la Escuela de Hotelería. Me encanta la compartir todo lo que he aprendido y estoy entusiasmada con ser profesora.

¿Por qué recomendarías estudiar cocina en Crandon Gastronómico?
Por los valores básicos, porque te enseña cómo trabajar en una cocina. Es una buena introducción, después va en cada uno. Pienso que hay que seguir formándose, salir, probar cosas nuevas, viajar. Yo soy de las primeras generaciones, el curso se iba haciendo con nosotros. Ahora sé que ha evolucionado muchísimo. Las bases que aprendí hace 16 años las uso todavía y eso es muy importante.

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