La baguette francesa es parte del patrimonio de sabores del mundo

Desde el 30 de noviembre, el mundo gastronómico tiene una nueva referencia internacional con la designación de la baguette como patrimonio inmaterial de la humanidad.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) anexó la baguette francesa a su reconocida lista, a partir de una solicitud realizada en 2021 por el gobierno francés.

El Comité del Patrimonio Inmaterial de la Unesco estudió la candidatura de la baguette, el pan más consumido en Francia, por su característico proceso de elaboración y por la cultura social generada en torno a las panaderías y los consumidores (nacionales y extranjeros).

La baguette, que es uno de los íconos de Francia, está regulada desde 1993 con estrictos requisitos entre los que se destaca la prohibición del uso de aditivos. Es tal la importancia de este panificado, popularizado en la Segunda Guerra Mundial, que es objeto de concursos nacionales en los se evalúa el color de la miga y el alveolado, entre otros.

A fines de 2022, el Comité del Patrimonio divulgó la última incorporación y la baguette ―que tiene su origen en hogazas del siglo XVII y que se elabora con ingredientes simples: harina, agua, sal, masa madre o levadura― se sumó a otras elaboraciones internacionalmente reconocidas.

De esta manera, la pizza napolitana, el kimchi coreano, el café turco, el pan de jengibre, la dieta mediterránea, la cocina japonesa tradicional (washoku) y la baguette francesa, entre otros, son fórmulas gastronómicas que ilustran la diversidad del patrimonio de sabores del mundo.

Por su técnica, valor cultural o herencia, varias de estas preparaciones forman parte de nuestras clases (carreras y cursos cortos) y de nuestros recetarios y libros. Con versiones adaptadas y el uso de productos locales, en Crandon Gastronómico recreamos los sabores del patrimonio vivo que se transmite de generación a generación.

Crédito de imagen: Instituto Crandon. (2016). Panes. Montevideo: Ediciones B.